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A los dos te espero
A los dos te espero,
que
a la una no llego.
Cerró el baúl.
Ya no guarda sus besos,
ya no guarda sus cestos,
ya no guarda su cielo.
Cerró el baúl,
y dentro de su blusa de tul
encerró su ternura azul,
y la canción de las nubes,
y la canción de las noches,
y la canción de los números .
A las dos te espero,
que a la una no llego.
Ya no guarda sus besos,
y de su baúl cuelga una nube
azul para asustar a los mensajeros.
A las dos te espero,
que a la una no llego.
Para guardar su tristeza
cerró el baúl a la una,
y a las dos
la luna
era una triste esfera
cubierta de amargas cerezas.
A las dos te espero,
que a la una no llego.
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Mis pecas
Mis pecas pequeñas perezosas,
mi sincera sonrisa sonrosada,
mi corta canción constante,
mi monte místico músico.
Volveré a volar sobre tus versos,
volveré a visitar tus vasos,
volveré a ver tus vértices,
volveré a tu vergel verde.
Serás mi fugaz fuente.
Serás mi amanecer
ansioso.
Serás mi empleo esclavo.
Serás mi lugar lascivo.
Descubriré tus dedos,
descubriré tus dudas,
descubriré tus dardos,
descubriré tus diarios.
Soy tu pequeño poema enamorado. |
Por el aire,
Por el aire,
que van por el aire.
Tu corazón es un velero
que no lleva sangre.
Por el aire,
que van por el aire.
Tu besos son las palomas
que no encuentran a nadie.
Por el aire,
que van por el aire.
Igual que ayer
tus lágrimas
se esconden
en balde.
Por el aire,
iban los sueños,
y sus amantes,
sin enterarse.
Por el aire,
que van por el aire.
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La fuente
La fuente no tiene agua.
La niña fue a quejarse
a los peces del aire.
La fuente no tiene agua
y la niña no fue al baile.
Danzan los
muchachos
y en la plaza una lágrima
busca acompañante.
La fuente no tiene agua.
Calma su sed con sueños,
mientras la tarde se tiñe
de nuevos amantes.
La fuente no tiene agua,
y la primavera busca
sus ojos de niña distante.
No tiene calma,
sus lágrimas son los dientes
de la tarde.
La fuente no tiene agua.
La niña fue a quejarse
a los peces del aire.
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Al salir
Al salir cierra los
ojos.
No mires atrás,
no merece la pena.
Verás lo que dejaste,
mil caminos,
y cientos de promesas.
No mires atrás,
que solo quedan penas.
Al salir cierra los ojos
que el camino está lleno de piedras.
Piedra sobre piedra,
los besos son laderas,
montes de fresas,
y espinos y rosas y abrojos,
rodar por carreteras ,
abismos y senderos.
Lo que dejaste
se mezcló con tus sueños.
Y ahora rueda,
por mil caminos grises
y una vereda.
Al salir cierra los ojos,
no mires atrás,
no merece la pena.
Poema de Jesús Ángel Morato-
2000-2023
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Quiero poner a la luna
Quiero poner a la luna
un collar de palabras,
y hacer una poesía
dentro de sus zapatos.
Quiero poner a la luna
tu cinta y tus encajes blancos,
para que te vea,
con los ojos cerrados.
Quiero poner a la luna
un peine y un cálido manto,
para que en las noches como esta,
te arrope y cuide tus encantos.
Quiero poner a la luna
un traje claro,
y un beso blanco.
Una cinta roja,
y un
suave abrazo .
y subir, subir más alto.
Atar de su
cabello
una esperanza ,
un nombre entre tantos.
Poema de Jesús Ángel Morato-
2000-2023
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Toco tus manos
Toco tus manos para tocar el
cielo.
Me acaricias.
Toco tu pelo para tocar el cielo.
Me besas.
Toco tu cara, rosa de la tarde,
para tocar el cielo.
Te desnudas.
Toco tus pechos, mi cima inquieta,
para tocar el cielo.
Te descubro.
Para tocar el cielo
me bastas tu:
Cielo, caricias, besos.
Para tocar el cielo
tu cuerpo desnudo
toca las nubes de caramelo.
Para tocar el cielo
tu cuerpo desnuda los besos
y las caricias son mis dedos.
Para tocar el cielo
Poema de Jesús Ángel Morato-
2000-2023
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Cielo azul
Cielo
azul, compañera.
Tu cuerpo desnudo
sobre la cama cabalga
por nubes de plata.
Cielo azul, compañera,
y mi alma vive en tu alma.
Tu mirada azul como el cielo
y tu cuerpo desnudo,
es una flor llena de amor
que cabalga sobre las sábanas,
por cielos azules y naranjas,
por mis nubes de plata.
Déjame probar tu cuerpo,
compañera,
déjame subir a tu nube de plata.
Cielo azul, poema de Jesús Ángel Morato-
2000-2023
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Cuando tenías quince años
Era adolescente tu mirada
cuando tenías quince años.
Cuando tenías quince años
tu pelo jugaba con el viento,
y tus pasos eran pequeños,
casi no pesabas,
flotabas.
Y entre tus manos
sentía latir
mi corazón,
tu voz y mi voz,
nuestros cuerpos.
Y casi no pesaba,
flotaba
entre tus manos.
Cuando tenías quince años
la luna te embrujó,
y su luz regalaba
colores a tu falda,
a la tarde,
a mis cartas.
Cuando tenías quince años
yo era un adolescente
que perseguía el mar
salpicado por tu sal.
Era adolescente tu mirada
cuando tenías quince años.
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Y la luna
Y la luna era un lunar,
y la luna era un sueño,
y la luna era
eterna,
cuando te conocí.
Cuantas veces amaneció,
y entre tus pecas busqué
los sueños;
cuantas veces creí que el
amor
era eterno como la luna.
Y cuantas veces los “te
quieros”
se enredaron en las raíces
de nuestros secretos.
Ya todo pasa
y el amor es solo un
recuerdo,
solo la ilusión,
de la luna el espejo,
el carmín de los besos.
Ya todo pasa,
y el amor,
y el amor
es un pasajero de nuestra
casa,
una fotografía,
un calendario,
unos días,
el brillo de la luna,
un diario.
Y el amor.
Y la luna era un lunar,
y la luna era un sueño,
y la luna era
eterna,
cuando te conocí.
y el amor…
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Marinera
Yo quisiera ser
como tu
que vigilas la
marea,
que dominas las
tormentas
y te escondes con
el sol,
marinera.
Yo quisiera ser
como tu
que en el mar
navegas,
y que en tierra te
espera
tu descanso y tu
amor,
marinera.
Yo quisiera ser
como tu
que das el viento a
las olas
que mi corazón
atraviesas
con tu flecha,
marinera.
Yo quisiera ser
como tu
y no un amante sin
canción,
un poeta sin amor,
marinera.
Deja que te cante,
marinera,
para ser un poco tu
timón,
un poco tu vela,
marinera,
que yo también
sueño con el mar,
que yo también
quiero en tus brazos
descansar,
marinera.
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Los peldaños
La luna nos vigilaba,
iluminaba tus labios
y luego me miraba.
Tu boca buscaba mi boca
y los besos la luna,
nuestra vigía,
repartidora de sueños.
El mundo se detenía
para ti,
para la luna,
para verte subir,
gacela de mis sueños,
los peldaños
que te conducían lejos.
Mi voz corría a
buscarte,
la luna quería
atraparte,
la escalera convertirse
en montaña,
y mi boca quería ser tu
imán.
Nunca te llegó a
detenerte.
Tus labios se
escondían,
tras una puerta verde.
Y yo me quedaba allí,
quieto como la calle,
como la luna,
como los besos,
para verte subir,
gacela de mis sueños,
los peldaños
que te conducían lejos.
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