Recordando Solo
Tres
Recordando Solo Tres
En un sublime, suspiro de nostalgia,
me recosté, en mí pasada infancia.
Y al recordar las veces que he amado,
tan solo tres, recuerdo en mi pasado.
Regocijé, soñando con tu canto,
y con tu amor, de haberme amado tanto.
Tu mano blanca y tierna me acaricia,
sintiendo el fresco, de aquella suave brisa.
Y recorriendo pasillos en mi mente,
a mi perro lo tengo muy presente,
aunque lo amé, de forma diferente,
en mi niñez, jamás estuvo ausente.
Quedé dormida, soñando en mis recuerdos ,
y abrí mi puerta secreta, del hipocampo .
Y en los recuerdos guardados y ocultados,
vino tu imagen, de amores olvidados.
Me entrelazaban las feas pesadillas,
sentí morir, de pena por asfixia.
Al atraparme, el sueño tan profundo,
por elevarme a un raro misticismo,
me vi caer, al fondo de un abismo
y tu castigo seguía siendo el mismo.
Y desperté, ahogada en un llanto,
por recordar, de haber amado tanto.
Alicia B. Rosamiglia
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Marta
Marta de los quince años
mi boca llena de tu nombre
acallo un te quiero
que mis ojos dibujaban en los tuyos
con un pincel de sueños
adolescente torpe
enamorado ciego
Las horas llenas de ti
lograban borrar
la dura contingencia
el carnaval del miedo.
Solo tu fuiste remanso
en un mundo duro ajeno
oasis de ternura,
espejismo en el desierto.
Viajeros sin descanso
tus ojos y tu pelo,
tu boca con sus broches,
tus suspiros en el viento.
Pequeña grande Marta,
te sueño en el recuerdo.
Nunca besé tu boca
fui cobarde sin quererlo.
Las palabras se quedaron
sin sonidos, con silencios,
Los brazos mas dulces
en la danza se encendieron.
Baile cómplice,
anudado tierno.
El ritmo nos llevaba
abrazados a las notas,
al mismo sueño.
Que nos pasó, pequeña ,
nos dejó atrás el tiempo.
La ternura pasó la cuenta.
Rasgó los abrazos
del mes de julio, 29 .
Las miradas,
tizas dibujando
corazones en el aire
y besos en concierto,
se han quedado congeladas
en las hojas de un cuaderno
Gabriel Fernández Arroyo
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Para
otra noche estrellada
Traes niña en esa mirada
color de noche y de fuego
a tus caprichos me entrego
y llega la madrugada.
Tu pelo, niña, tu pelo...
sobre la piel empapada;
mis besos rozan tu almohada
y me derrito en tu hielo.
Tu cuerpo, en la madrugada,
dibujan mis labios luego
y yo me entrego a tu juego
de forma tan delicada.
Traes niña en esa mirada
color azabache el cielo
y pinto de azul mi anhelo
para otra noche estrellada.
Fernando Marín
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